jueves, 23 de abril de 2009

SALOMON EL ANARQUISTA

Por: Jeffrey M. Kihien-Palza
Abril 20, 2009
“Jeffrey he decidido cambiar mi nombre,” dijo Salomón con una entusiasta sonrisa dibujada en su rostro y, reflejando el descubrimiento que liberó su espíritu y posiblemente justificó su existencia terrenal. Recuerdo que estábamos sentados en la esquina de la plaza de armas, era de mañana y las frondosas ramas del ficus protegían nuestros rostros del cortante sol de Moquegua. Creo que era el año de 1992. Las fechas no son importantes cuando hemos alcanzado el estado etéreo. Me alcanzó su Libreta Electoral, un vetusto pedazo de cartón que se doblaba en tres y que a todos los peruanos el gobierno nos obliga a comprar bajo amenaza de no reconocer nuestra existencia en esta vida. Y efectivamente su nombre estaba borrado, y sobre la línea escrito con lapicero azul y con caligrafía temblorosa, el nuevo nombre de Salomón. El nombre que el mismo, conciente de su vida y destino decidió tomar en la adultez. Esta decisión es el acto más revolucionario que en mis treintinueve años de vida he experimentado, no conozco ha nadie, además de Salomón que unilateralmente haya decidido cambiar su nombre. Fue un acto de libertad.
Es que en realidad no somos tan libres como el himno peruano pregona, y Salomón, el anarquista lo sabia, el ciudadano/a de la republica del Perú esta extremadamente controlado por un gobierno que lo extorsiona y le quita el dinero fruto del trabajo honesto. Cada vez que compramos un producto, alrededor del 25% del precio pagado termina en los bolsillos del gobierno, osea si pagamos cien soles, veinticinco se va a Lima. El gobierno además decide que productos tienes que comer, que productos puedes comprar. Dentro de poco no podremos comprar autos usados importados del extranjero simplemente porque el gobierno no quiere. Y para justificar esto ultimo nos dicen que los autos usados contaminan, en realidad todos los autos contaminan, y si es legal que mi vecino me venda su carro usado de 1990, porque no tengo la libertad de comprar un auto usado del 2001 de mi primo Pepe que vive en Japón que me lo esta vendiendo a precio de ganga. El gobierno también decide la historia, y la recrea a su antojo, y obliga a estudiarla y memorizarla en los colegios. El gobierno decide también si la mina de Quellaveco se explota o no, y no le importa que las ciudades de Moquegua e Ilo, situadas en el desierto mas seco del mundo vayan a desaparecer por falta de agua en veinte años. Es que las arcas del gobierno en Lima se llenaran con los impuestos de Quellavevo, y el ciudadano moqueguano/a común y corriente nunca se enterará donde fue a parar esa plata. Todos los impuestos que pagamos se van a Lima, y allí se pierden en los presupuestos que en Lima deciden. ¿Y para que?, si los impuestos mantienen el sistema administrativo del estado peruano el cual, sin excepciones es extremadamente corrupto, lento y opresivo, no tiene sentido en lo absoluto pagar por mal servicio. No podemos iniciar ninguna actividad económica sin antes solicitar autorización y pagar por licencias y coimas, y para colmo de males hay que compartir con el estado el dinero que ganamos con nuestro trabajo honrado. Los impuestos empobrecen al ciudadano/a y a la comunidad porque el dinero sale de la economía local y se envía a Lima, de donde no retorna.
Salomón, con el acto de cambiarse de nombre inició una resistencia pasiva y pacifica contra el gobierno, el acto sublime de anarquismo, porque el control del gobierno sobre el individuo empieza cuando nacemos, con el nombre obligatorio. Salomón, rostro afable, caminante insaciable con el cigarrito en la mano es un personaje del casco antiguo de Moquegua, que llego a mimetizarse con la ciudad, y cuya presencia ya se extraña. Un héroe de leyenda urbana para recordar.

1 comentario:

Rene J. Coayla Causillas dijo...

"SALOMON"
Alguna vez, este amigo extrañado de Moquegua, lo fue y muy especial de
mi viejo don Rene Coayla Peñaloza, alla por la epoca en que estaban en
primaria.
En fin una vez de ahora ultimo, previo al triste adios de este gran
hombre, vi a mi padre preocupado, silencioso, casi abstracto. Y me di
cuenta que ya lo sabia, a mi me lo contaron en la U, Tania una amiga de
siempre, que fue testigo de el atropello casi suicidio de Salomón,
segun ella me conto fue alrededor de las 6 de la mañana, en la plaza de
armas de la ciudad, mientras ella bajaba para chapar la combi, vio como
un auto blanco bajaba por la Ancash y al viejo Salomón lanzándose bajo
éste cual clavandose en el agua en sus tiempos de bañista desde el
borde del concreto alla en lo alto de la válvula que abre y cierra la
presa de Omo. Nuestro Omo. El Omo de mi viejo, el Omo de Salomón.

En fin, yo ya lo sabia, pero habia como siempre olvidado mencionarselo
a mi viejo, su amigo.
Pero al verlo de ese modo, supe que él ya lo sabia, Salomón estaba en
el hospital, la radio lo habia anunciado.

Lo que he querido contar de este gran amigo, que erroneamente fue
llamado tanto tiempo loco, es que cuando ese dia mi viejo llegó a mi
casa, dejó su agenda negra en la mesa, y yo pude ver que habia entre
sus hojas algo nuevo, con confianza cogi en mis dedos aquel papel
sobresaliente pues sabia que era una vieja foto en blanco y negro.
Estaban reunidos en un patio una veintena de muchachitos uniformados,
una tipica foto de promocion, y mucho antes inclusive de reconocer a mi
propio viejo, pude ver, al costado del compacto grupo de alumnos
formados en tres hileras horizontales, y llevando un cordon en la
camisa, al niño Salomón, flaco, y reducido, mas que la mayoria de sus
compañeros, mas chato que mi viejo inclusive, pero mayor en
conocimiento que todos y mejor alumno, pues llevaba ese cordon. el
cordon de brigadier general de la promocion de sexto grado de primaria
en Simon Bolivar, su colegio. Yo soy de Juan, pero es justo mencionar
que alli estudio este magnánimo hombre que fue el mejor matematico de
sus tiempos, adicto al estudio en su juventud y al cigarro en su vejez,
Loco por error, pues lo fue solo para la terca sociedad que le miraba
los jeans rotos, loco para aquellas viejas mortificadas por la sola
mirada de un barbudo mal afeitado, despeinado y con la chompa trapo.
Loco para aquellos que nunca vieron la foto del genio Einstein, loco
para los que nunca podrian comprender que el genio del hombre esta en
su mente, no en nada que pueda verse, olerse u oirse.
para mi, sus gritos desatinados no eran para que la gente de acercara,
sino para ahuyentarla, pues el muy sabio genio sabia que estar solo es
la unica manera de vivir tranquilo en esta mierda, y en muchos lugares
del mundo. Al igual que carbonera, la genio escritora y poeta
moqueguana que injustamente murio en un psiquiatrico sin ser loca, este
hombre murio victima de haber nacido genio en un mundo de farsantes y
de atolondrados politicos. Victima de la pinche sociedad moqueguana que
felizmente se esfuma dia a dia mientras nosotros crecemos, los jovenes.
Salomon murio, porque él mismo lo quizo.
Salomon, gran hombre.
rene Coayla