jueves, 4 de diciembre de 2008

¿Qué pasó en Moquegua?

A mélani y diana 2008.
Y la cultura electrónica ha pegado con fuerza en la Villa de Santa Catalina de Guadalcazar. Labor ha sido de tercos fiesteros, cabezas calientes o una predisposición nata a esta narcótica vibración. ¿Será el calor, la comida o el pisco?¿O es tan fuerte el rechazo a la nada, el aburrimiento pueblerino y los prejuicios aldeanos? ¿qué pasó en moquegua?Se puede reconocer cuando los asistentes a las fiestas son sólo eso, y también cuando son algo mas, es decir, cuando han desarrollado la capacidad de admiración hacia la música electrónica, internalizándola y volviéndola "su" cultura. Pues cultura es autoconocimiento, capacidad de admiración, de crítica y de autocrítica, ingredientes que se aplican en todas las áreas del conocimiento.La deliciosa fiesta en el hotel La Alameda sumó a esta cultura, la clase en la realización de eventos de Sandrita Cutipé (la correctísima dueña del hotel), los contactos y movidas de Eduardo Vega(el productor del evento) y el apoyo de Om, productora de raves- de mi amigo Vittorio Badoino, el panes- la mas experimentada de esta región. Añadiendo a esta receta a un Rodrigo Lozano soberbio e impecable, en la meseta mas alta de su carrera, y la sensibilidad de Orieta Chrem en una época de decisiones existenciales (como si todas las épocas no lo fueran), que la ubican entre la arquitectura y la música. Y es ocupada en los cimientos sobre los que Orieta va construyendo un edificio al que nos internamos por el lounge que nos conducirá al elevador, uno en el que los saxos nos van a refrescar. Y los bits se aceleran de repente, pues el elevador se abre hacia el sky room del set. Allí se aprecia mejor el paisaje melódico y la armonía, esa escapista profesional, es apresada por las líneas, los volúmenes y la disposición de los espacios. Todo el set se desarrolla con rigor de arquitecta y genes musicológicos.A pesar de haber sido el primero en calentar la pista, Martín Domenack destrozó las conciencias de cuanto foráneo asistente se preguntaba ¿de donde es? porque ese set de martín fue el sello inicial ,la visa por la que te das cuenta que te encuentras en otro nivel de desarrollo, con momentos sensimusicales que causaban ese cosquilleo que comienza en la espalda y termina en la punta de las extremidades, algo que en mí evocó al Lawler del último Creamfield limeño(salvando distancias).Y finalmente, Stolzembach, a quien siempre vemos en warm up, esta vez no fué así, tocó después de Rodrigo y sorprendió, pues se desligó del clásico set de comerciales wormaperos para hacer algo sincero, oscureciendo y aclarando, manteniendo y elevando; en conclusión, reventando en una noche que gracias a dios, la pachamama o las sustancias, será interminable en la memoria de sus danzantes.PD: los dulces moqueguanos en pleno tono y el chilcano y el cevichito al final, le dieron eso que no se ve en ningún otro lado. Por eso, y lo arriba dicho, va el interrogante título.

Américo Vera

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